Caminando hacia su coche en una fresca tarde de octubre, la reverenda Kimberlynn Alexander, pastora de la iglesia St. Matthew's UMC de Memphis, tuvo un encuentro que alteraría drásticamente el curso del ministerio de la iglesia. 

Cuando se iba a dormir, vio un Chevy plateado aparcado bajo un foco casi roto, cuyo tenue resplandor dejaba ver la mitad delantera del coche en la oscuridad cada vez más profunda. Se acercó al coche y se dio cuenta de que no estaba vacío; una mujer y sus hijos habían ido allí a dormir.

"Les pregunté si estaban bien", dice el reverendo Alexander. "La madre me miró y me dijo: 'Por favor, no llame a la policía, no tenemos adónde ir'. Le dije que volviera por la mañana, pero no volví a verlos".