El Salmo 59:10 dice: "Mi Dios en su misericordia me saldrá al encuentro". Un escritor anónimo había escrito en el margen de una Biblia, junto al 59:10, su paráfrasis de ese versículo: "Mi Dios misericordioso en su amorosa bondad me saldrá al encuentro en cada esquina". Esta vieja cita ha sido utilizada por muchos predicadores. La Iglesia Metodista Unida ha sido la tienda donde he vivido mi vida y he doblado muchas esquinas. Y cuando mi iglesia dobla una esquina, yo también doblo. La gracia de Dios ha salido a nuestro encuentro en las curvas pasadas y saldrá a nuestro encuentro ahora. 

 

Fui bautizado hace 67 años en la Iglesia Metodista Unida de Guntown, en Guntown, Mississippi, pastoreada por mi difunto padre, el Rev. Dr. William P. Bailey, Jr. Mi abuelo, el Rev. William P. Bailey, Sr., me inició en la fe y en la Iglesia Metodista cuando sumergió su mano en las aguas bautismales. Mi difunta madre, Sarah Doris Ford Bailey, pasó sus primeros años de vida en la Iglesia Metodista Unida de Brownfield, Brownfield, Mississippi, y más tarde residió en muchas casas parroquiales dentro de nuestro hermoso sistema de itinerancia. Yo también comprometí mi vida con nuestra iglesia e itinerancia, así como mi hermano y mi hermana, y ahora un sobrino. Mi familia y yo nunca abandonaremos una iglesia que nunca nos ha abandonado. Cada esquina que hemos doblado ha estado llena de la presencia de Dios. La iglesia que conozco y amo acoge a todos los hijos de Dios, sin excepción. Desde mi abuelo predicando contra la intolerancia en el Mississippi de 1950, hasta la actividad de mi padre durante la lucha por los derechos civiles en 1968, pasando por ser uno de los principales redactores de nuestros Principios Sociales, o por fomentar el nombramiento de mujeres en el clero cuando sirvió como Superintendente de Distrito: La Iglesia Metodista Unida ha defendido una mesa interminable en la que todos son bienvenidos, no sólo unos pocos elegidos.

 

La Iglesia Metodista Unida está doblando una nueva esquina. Yo estaré allí y giraré con ella, porque a la vuelta de la esquina hay un Dios bondadoso que llena el futuro con su presencia amorosa, acogedora y bondadosa.